jueves, 30 de junio de 2011

Huagapo, La gruta que llora

Es  historia conocida, leyenda o realidad.

Cuando los incas llegaron a las tierras de Tarma, los tarumas opusieron resistencia al imperio, pero al verse superados en fuerzas optaron por su única ruta de escape, la gruta de Huagapo.
La gruta Huagapo con las fauces de la tierra abriéndose desde una montaña, con sus ríos subterráneos y afilados dientes en la oscuridad lo amenazan todo.

Visitarla es estremecedor, es  gigante y tendida  con la boca salibante.
Es un lugar remoto. En alguna época remota los primeros hombres dejaron pintas de su existencia en las paredes. Algunos dicen que desde lo más profundo se puede llegar a salir por el Cusco. Se dicen tantas cosas de Huagapo. Que hay truchas en sus frías y cristalinas aguas, que las ranas son albinas acostumbradas  a un medio con total obscuridad.

Adentro pasando, las fauces, se siente cierta calidez, el abrazo de la tierra, la Mamapacha y su líquido amniótico, el origen de la vida, como si después de todo uno volviera al origen, al barro del cual fueron creados.

Algunos exploradores se adentraron en ella, unos con mejor o peor suerte. Cuentan que uno encontró un flecha y otros no volvieron, se perdieron o no pudieron regresar.

Retomado la historia de los tarumas. Ante el asedio de los incas los tarumas, siguieron oponiendo resistencia hasta ser sometidos pero primero enviaron a los más débiles a las profundidades, los que recorrieron las múltiples galerías, de columnas de calcita, desapareciendo del mundo y de la historia.

Los aledaños hablan de llantos, de un mundo que ya no existe, toda una cultura que dejo su historia en una tragedia, o ley natural, la de desaparecer. Así como los tarumas muchos más tuvieron destino similar, desaparecieron, toda su cultura y tradiciones, familias, fiestas, matriarcas y padres. Todos con el mismo final, sin embargo dejaron pintados en los corazones más de una historia, para que los que los recuerden no olviden que alguna vez estuvieron allí, y así como ellos llegue el momento de emprender el viaje, el gran viaje de retorno a casa.